martes, 12 de febrero de 2008

Michaela, mi oruga.

Todo comenzó cuando estaba llendo al parque con mi habitual traje de payaso.
Todos me conocen como Tosco.
Me senté con una actitud de cansancio en una de los asientos del parque y les di de comer a las palomas que se encontraban en ese lugar.
Me acuerdo que llevaba bacalao, uno que habia pescado en Chascomús hacía unos meses atrás, las palomas dieron varias vueltas antes de comer el sabrozo pescado. no sé bien la razón.
De repente, escucho una voz que dice: "Hey Tosco, no me deja en paz, hacete cargo, tendrás el coraje?"-era Michael el que me vendía caracoles muy económicos antes del debacle del 2001.
Tenía en sus manos algo. Ese algo parecía moverse tranquilamente, era alargado, era de estructura como... uno de esos Jummy que se compran los niños. Yo con el corazón lleno de incógnitas, pero a la vez una mezcla de amor y ternura por aquella especie, estiré mis manos como dandole a entender a Mike que tenía el coraje. Él me la entregó y me fuí.
Se había convertido en mi amiga, mi mejor amiga, yo le hablaba y ella siempre con su oreja parada escuchando mis problemas. Nunca se iba, estaba siempre, en las buenas y en las no tan buenas. Pasaba tardes con Michaela...

Hace ya 4 meses y 3 días que vivía con esa cosa, que luego supe tendría un nombre científico "oruga", ese nombre tan vulgar y desagradable que le pusieron algunos idiotas.
Yo la amaba, no puedo entender que ya no esté en este mundo. La encontré en una telaraña, con un agujero en su abdomen. Era tarde, ya no podía hacer nada.
El duelo no deja de ser por mi oruga Michaela.


Andrés Roldán

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