sábado, 20 de junio de 2009

La extraño

Hoy fui hasta su casa para ver si me la cruzaba o si quizás estaba asomada por la ventana. Nada de eso pasó. Sólo vi las cortinas que cubrían casi todo su ventanal y una tenue luz que se escapaba. No me di por vencido y cuando terminé de caminar la cuadra de enfrente de su edificio, di media vuelta y volví a recorrerla sin sacar mi ojos de esa ventana, teniendo la esperanza de verla.

Eran las doce de la noche cuando salí de mi casa sin ningún destino.
No estaba animado para nada, era un momento en que pensé que estaría buenísimo que me pase algo raro, como salir a la calle y me encuentre a una persona que me empiece a hablar de algo loco y conversemos por horas, pero caminando. Obviamente no pasó.
Estaba realmente solo y no quería estarlo, extrañaba.
Y ella tampoco estaba en ningún lado por donde fui, y también me imaginaba que sería muy lindo volverla a ver cara a cara, porque hace mucho que no la veo y me da mucha melancolía cuando pienso en ella, y ahora que escribo también.
Ahora que no la tengo, como me gustaría estar apoyando mi cabeza sobre su falda y mirarle los agujeritos de la nariz desde abajo (tiene agujeritos muy chiquitos).
Cómo la extraño, quisiera saber donde está y saber que es feliz.





Sin más.